La hidrodemolición es una técnica de demolición y extracción del hormigón que consiste en el uso de agua a alta presión. Es un proceso automatizado que mediante equipos hidráulicos impulsa un chorro de agua entre 1000 y 2.500 bares de presión con un caudal constante de unos 200-260 l/min sobre la superficie a demoler, lo que provoca que el agua penetre en los poros y huecos del hormigón, incrementando la presión en éstos y rompiendo el hormigón por tracción. La hidrodemolición es el único método de extracción de hormigón permitido por las administraciones públicas en países como E.E.U.U., Japón, Suiza, Italia y Suecia.
Los parámetros principales de entrada son el estado y la resistencia del hormigón, y la tipología de trabajo. Una vez analizados y acotados mediante pruebas in situ, se establecerán los parámetros físicos de la hidrodemolición: presión efectiva, caudal y tiempo de acción.
La presión efectiva es la presión obtenida en la punta de lanza del sistema de hidrodemolición, y que incidirá sobre la estructura a demoler. El valor de la presión, dependiendo de la resistencia y estado del hormigón, se sitúa entre los 1000 y 2500 bares.
El tiempo de acción es simplemente el tiempo durante el cual, el chorro incide sobre la estructura a demoler. Es evidente que, a mayor tiempo de acción, la penetración será mayor.
Posibles aplicaciones.
La técnica de la hidrodemolición se considera como la más adecuada, no solo en trabajos de saneo de hormigones en mal estado para su posterior reparación, si no también para la ampliación de hormigonados, ejecución de recrecidos, refuerzo mediante incremento de cuantía de armadura para por ejemplo colocación de pretiles o colocación de juntas de dilatación metálicas. Además de no afectar a las armaduras, no dañar al hormigón colindante, de alta responsabilidad, y mejorar la adherencia influye a favor de la decisión de escoger la hidrodemolición como el método óptimo de demolición.
Como resumen, las principales ventajas de la técnica de la hidrodemolición se pueden enumerar en:
• Las armaduras tras la hidrodemolición, se encuentran limpias y permanecen intactas, puesto que el agua a presión elimina el hormigón circundante y la posible capa de corrosión de las armaduras.
• Al igual que las armaduras, el árido del hormigón permanece intacto y libre de partículas de cemento en mal estado.
• La hidrodemolición deja una superficie asimétrica y rugosa, libre de partículas de cohesión dañadas, incrementando por lo tanto la adherencia entre el hormigón nuevo y el viejo.
• Al contrario que en los métodos tradicionales de demolición, no genera microfisuras en el hormigón, por lo que no afecta estructuralmente al hormigón colindante.
• No se puede obviar las vibraciones generadas a través de las armaduras mediante los métodos tradicionales de percusión, que hacen que esas se separen de la matriz de hormigón, disminuyendo su capacidad portante y su durabilidad.
• Respecto a la política Medioambiental y de Seguridad e Higiene la hidrodemolición es menos agresiva para el Medio Ambiente y más segura para el operador y su entorno. El nivel de ruido es menor, no genera polvo y no se produce la enfermedad del “dedo muerto”.
Se concluye por tanto, que al obtener un mayor monolitismo en la estructura reparada con hidrodemolición, la necesidad de reparar el hormigón se dilata en el tiempo, y se reducen los riesgos de nuevas intervenciones de reparación posterior.
Fuente: Grupo Orion S.L.
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