Comportamiento estructural puentes arco de fábrica

Existen tres aspectos fundamentales en el comportamiento de estas estructuras:


    • Son estructuras masivas que trabajan fundamentalmente por forma. El elemento resistente principal, que no el único, es la bóveda y el esfuerzo predominante, en principio, es el esfuerzo axil. Esta primacía del axil puede perderse en función de la importancia que adquiera la sobrecarga con respecto a la carga permanente, y en lo adecuado de la directriz adoptada para la bóveda.
    • Están constituidas por materiales heterogéneos, anisótropos y, en ocasiones, hasta discontinuos, es decir por fábrica, que no es capaz de soportar tensiones de tracción.
    • Están formadas por elementos estructurales de diferente naturaleza y cuya acción estructural es también diferente (bóveda, relleno, tímpanos, aletas, etc.). La identificación de estos elementos y la descripción de su acción se realiza a continuación.

En las figuras 1 y 2 se representa un puente arco de fábrica sometido a la acción de su peso propio y de la carga muerta concomitante con una sobrecarga uniforme aplicada en toda su longitud y una sobrecarga que consta de tres cargas puntuales P, separadas una longitud L1 entre ellas.
Estas figuras tratan de mostrar cuál es el mecanismo resistente desarrollado por un puente arco de fábrica para transmitir las cargas a las que se ve sometido y las cargas permanentes hasta la cimentación. A continuación se señalan los aspectos más relevantes de este mecanismo.
Como se puede observar en la figuras 1 y 2 la carga permanente (peso propio + carga muerta) gravita directamente sobre la bóveda y las sobrecargas aplicadas se transmiten desde la superficie de rodadura hasta la bóveda a través del relleno. El reparto de cargas transforma la sobrecarga (puntual o uniforme) aplicada en superficie en una carga repartida sobre el trasdós de la bóveda. Evaluar correctamente la magnitud de esta carga y la zona donde está aplicada es muy importante. Una mayor amplitud en el cono de reparto despenaliza el efecto que la carga puntual tiene en el comportamiento de una bóveda. Este efecto perjudicial se debe a que la configuración resistente de la bóveda no responde al antifunicular de una carga vertical puntual. Este aspecto es de vital importancia en este caso, ya que la flexión debida a este alejamiento de la antifunicularidad, es todavía más condicionante en las bóvedas de fábrica al estar constituidas por materiales que no son capaces de resistir tracciones.
Una vez las cargas alcanzan la bóveda, ésta se encarga de recogerlas y conducirlas hasta la cimentación. A este respecto, la definición del arranque real de la bóveda y su unión con la cimentación es también condicionante en el comportamiento de estas estructuras. En ocasiones, la zona cercana a los arranques de la bóveda está ejecutada con un relleno cementado (material con propiedades mecánicas cercanas a las de la fábrica utilizada en la bóveda).
Este hecho hace que el arranque real de la bóveda se eleve hasta aproximadamente la cota donde este relleno termina.
Otro aspecto importante es la definición de las condiciones de contorno de la bóveda. En la figura 1 se ha considerado que la bóveda está biempotrada, por tanto, el conjunto de relleno cementado y cimentación deben recoger los esfuerzos (V1, H1, M1 y V2, H2, M2). Pero este empotramiento de la bóveda en el estribo no está presente siempre; de hecho, existen numerosas razones que impiden considerarlo:

    •          La posible ausencia del relleno cementado hace dudoso considerar un empotramiento perfecto
    •          Procesos de descimbrado incorrectos donde el fallo en la cimbra ha llevado consigo un descenso en clave de la bóveda y a configuraciones de bóveda biarticulada o triarticulada desde el inicio.
    •          Desarrollo de rótulas en los arranques de la bóveda debido a la aplicación de grandes sobrecargas (carro) en la estructura (la aplicación de los trenes de cargas observados en las diferentes Instrucciones puede llevar a la formación de rótulas en la zona de arranques de las bóvedas).
    •          Fallos en cimentación debido a acciones accidentales (Es obligado recordar que lo que se considera acción accidental en una estructura convencional con un periodo de vida útil de 50 o 100 años, no es tan accidental en algunas de estas estructuras que llevan en pie 2000 años) − sismos o grandes riadas − que provocan la formación de rótulas en los arranques de las bóvedas.
Por lo tanto, las condiciones de apoyo de la bóveda − definición geométrica y condición de empotramiento − deben ser objeto de un estudio y análisis pormenorizado.
El relleno suelto que se encuentra entre la bóveda, tímpanos y superficie de rodadura, no sólo gravita sobre la bóveda, como se mencionó anteriormente, sino que también ejerce una acción horizontal no despreciable sobre la bóveda y los tímpanos. Por lo tanto, estos elementos actúan a modo de estructuras de contención de tierras (Para el desarrollo de estos empujes es necesario que el relleno sea de naturaleza suelta), longitudinalmente − bóveda − y transversalmente − tímpanos −.
La cuantía del empuje del relleno sobre la bóveda depende de los movimientos relativos entre estos dos elementos. Habitualmente, estos movimientos son pequeños (estructuras masivas) y, por tanto, el empuje desarrollado se parece mucho al empuje al reposo. En situaciones cercanas al colapso, cuando se formen los posibles mecanismos en estas estructuras, se pueden producir grandes movimientos y deformaciones (figura 1). En este caso, se movilizará en unas zonas el empuje pasivo (movimiento de acercamiento de bóveda hacia el relleno) y, en otras, el empuje activo (movimiento de separación entre ambos). En general, el empuje desarrollado por el relleno es beneficioso dentro del comportamiento general de la estructura.
Los tímpanos deben soportar el empuje lateral transversal (figura 2) que el relleno ejerce sobre ellos, si se quiere contar con un nivel de confinamiento adecuado en el relleno que permita tener en cuenta el empuje del relleno sobre la bóveda. Además, este empuje puede provocar el fallo de los tímpanos y la consiguiente pérdida de estabilidad de la superficie de rodadura, por lo que, también este aspecto debe ser objeto de especial atención.
Los tímpanos son los elementos laterales que, además de contener lateralmente el relleno, misión mencionada en el párrafo anterior, pueden aportar una gran rigidez adicional trabajando como vigas laterales de gran canto. Pero, es precisamente esta gran diferencia de rigidez entre bóveda y tímpanos, junto con los empujes del relleno sobre estos últimos, los que provocan que, normalmente, tímpanos y bóveda estén separados, funcionando como elementos independientes. Por lo tanto, esta eventual rigidez aportada por los tímpanos no se debe tener en cuenta salvo que se pueda asegurar una conexión fiable entre bóveda y tímpano.
Figura 1: Esquema resistente longitudinal en un puente arco de fábrica.

Figura 2: Esquema resistente transversal en un puente arco de fábrica
 (no se ha representado la sobrecarga uniforme).

La bóveda es la encargada de recoger las cargas que le transmite el relleno y conducirlas hasta la cimentación.
Existen dos perspectivas dentro del análisis plano (ambas responden a un análisis de una rebanada de 1,00 m de ancho de la estructura) que permiten interpretar esta “conducción”.

    •          Una primera manera de entender esta transmisión de cargas hasta la cimentación está basada simplemente en las ecuaciones de la estática. Se trata de encontrar el lugar geométrico de los puntos de paso de la resultante en cada una de las secciones de la bóveda que está en equilibrio con las cargas exteriores, es decir, se trata de obtener la línea de presiones.

En la figura 1 se representa la línea de presiones resultante para la configuración de cargas analizada. Esta línea muestra el recorrido de las cargas o, mejor dicho, de la resultante hasta los arranques de la bóveda y la cimentación.
En el cálculo de la línea de presiones sólo se hace uso de las ecuaciones de equilibrio, por lo que, existen, en principio, infinitas soluciones siempre que la estructura sea hiperestática. En la figura 1 se representa una estructura hiperestática, bóveda biempotrada. Para cada punto de inicio de la línea, es decir, para cada terna de esfuerzos (H1, V1, M1) que se elija, existirá una línea de presiones diferente. Surge entonces la pregunta, cuál de las infinitas soluciones posibles es la verdadera. Esta indeterminación puede ser resuelta mediante los teoremas del límite superior e inferior de la plasticidad o adoptando teorías como las mencionadas en [10], que permiten, gracias a la adopción de alguna hipótesis, elegir una línea de presiones de entre todas las posibles (por ejemplo, la que produce menor esfuerzo en clave).
En la figura 1 la línea de presiones viene representada por la línea que circula por el interior de la bóveda. La excentricidad en cada sección viene definida por la diferencia entre el punto de paso de la resultante y el centro de gravedad de la misma. El paso de la línea de presiones por la cercanía del intradós o extradós de la bóveda indica la formación de una rótula (A, B, C y D). El valor límite de la excentricidad es la mitad del canto de la bóveda (±c/2).
Bajo este análisis clásico no se puede obtener información ni sobre el nivel de tensiones, ni sobre las deformaciones y movimientos en la bóveda, ya que no se utilizan ni las ecuaciones constitutivas de los materiales ni las ecuaciones de compatibilidad. Este hecho no es importante en muchas ocasiones, ya que la resistencia de la fábrica es mucho mayor que el nivel de tensiones habitual en las bóvedas y, además, porque el carácter masivo, el alto módulo de deformación longitudinal junto con, de nuevo, el bajo nivel tensional existente en la bóveda, hacen que, tanto las deformaciones como los movimientos sean de pequeña entidad. Esta afirmación sólo es cierta en determinadas ocasiones. Precisamente uno de los objetivos de este trabajo es delimitar cuándo.


    •         La segunda opción es estudiar el comportamiento de la bóveda bajo la teoría clásica de Estructuras, es decir haciendo uso de las ecuaciones de equilibrio, constitutivas del material y de compatibilidad. En este caso, la solución sí es única. Además la información que de ella se desprende comprende tanto los esfuerzos actuantes, como el régimen tensional, y las deformaciones y movimientos en la bóveda. Esta opción es, por tanto, más respetuosa con el material y además no necesita de la ayuda de ninguna otra hipótesis o teorema para obtener una única solución.

En la figura 1 la diferencia entre la línea interior y el centro de gravedad sigue indicando la excentricidad existente (e) en cada una de las secciones.

En la figura 3 se muestra el plano de deformaciones y el régimen tensional en una sección determinada. El punto de paso de la resultante, la excentricidad, indica la relación entre el esfuerzo axil y el flector en la sección (e=M/N).
Figura 3: Régimen de deformaciones y tensiones en una sección.
Excentricidad y profundidad de la fibra neutra. Punto de aplicación de la resultante.

Las áreas representadas en oscuro de la bóveda muestran las zonas “fisuradas” (El adjetivo “fisurada” tiene aquí una connotación particular. Aunque se utiliza por provenir del análisis de estructuras de hormigón, su uso aquí es más bien inadecuado. Se trata de expresar que las juntas de las dovelas de la bóveda se han abierto en la cara traccionada) − la fábrica no es capaz de soportar tensiones de tracción − y, las que se encuentran coloreadas en gris muestran las zonas donde la fábrica ha alcanzado la resistencia a compresión. La bóveda que resulta una vez descontada la zona fisurada, es la bóveda efectiva que condiciona, a su vez, la rigidez efectiva de cada una de las secciones, que, al tiempo, es la responsable de la distribución final de esfuerzos en la bóveda (M, N) y, por lo tanto, de la excentricidad y del lugar de paso de la resultante en cada sección.


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